Pregunta: ¿El hecho de que la Biblia declare que nada debe ser "agregado a" o "quitado" del libro significa que el Libro de Mormón es falso?

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Traducido por Alberto Barrios . (22 de abril 2014)

Pregunta: ¿El hecho de que la Biblia declare que nada debe ser "agregado a" o "quitado" del libro significa que el Libro de Mormón es falso?

Los críticos hacen un uso incorrecto del libro de Apocalipsis, entienden erradamente el proceso por el cual se formó el canon bíblico e ignoran otras escrituras antiguas para mantener su posición

Algunos cristianos afirman que el Libro de Mormón no puede ser verdadero porque nada debería ser «añadido a» o «quitado de» la Santa Biblia. Los críticos hacen un uso incorrecto del libro de Apocalipsis, entienden erradamente el proceso por el cual se formó el canon bíblico e ignoran otras escrituras antiguas para mantener su posición. El uso de este argumento es una forma petición de principio por el cual ellos presumen, al inicio, que el Libro de Mormón y otras escrituras no son la Palabra de Dios, lo que constituye precisamente el punto en debate. En un contexto adecuado, ese pasaje del libro de Apocalipsis realmente respalda las enseñanzas del Libro de Mormón de que muchas cosas claras y preciosas han sido quitadas de la Biblia. Asimismo, muestra de manera clara la necesidad de otras escrituras, como el Libro de Mormón, para restaurar aquellas enseñanzas sagradas que se han perdido. Si el Libro de Mormón y otras escrituras modernas son la obra de hombres no inspirados de carne y hueso, entonces, desde luego, no se debería confiar en ellas. Sin embargo, si estas son en realidad la palabra de Dios revelada a los profetas, entonces todos los que desean ser salvos deberían prestarles atención.

El pasaje citado con frecuencia (por Martin, arriba) es Apocalipsis 22:18-19.

Porque yo testifico a todo el que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la ciudad santa y de las cosas que están escritas en este libro.

El libro de Apocalipsis fue escrito antes de muchos otros textos bíblicos

Algunos afirman que estos versículos declaran que la Biblia contiene la plenitud del evangelio y que no existen o que no se revelarán otras escrituras.

Sin embargo, los críticos ignoran que:

  • El libro de Apocalipsis fue escrito antes de muchos otros textos bíblicos, y antes de que la Biblia sea compilada a partir de una colección de textos. Por lo tanto, estos versículos pueden ser aplicados solamente al libro de Apocalipsis y no a la Biblia en conjunto (parte de la cual se encontraba aún sin ser escrita y cuyas partes aún no habían sido compiladas en lo que hoy conocemos como 'La Biblia'). Mientras que la fecha tradicional del libro de Apocalipsis se establece en el año 95 o 96 d.C. (basado principalmente en una declaración de Ireneo), la mayoría de eruditos fechan el libro en el año 68 o 69 d.C. Por lo general, se considera que el evangelio de Juan data de entre 95 y 100 d.C. (para más información sobre las fechas del libro de Apocalipsis, véase el artículo bíblico [en inglés] de Thomas B. Slater).
  • El Nuevo Testamento está compuesto, en primer lugar, de los cuatro Evangelios y, en segundo lugar, de las epístolas apostólicas. Puesto que el libro de Apocalipsis no constituye un evangelio ni una epístola, se colocó al final del Nuevo Testamento en su propia categoría. Por lo tanto, Juan no habría podido tener la intención de escribir las últimas líneas del libro de Apocalipsis para aplicarlas a toda la Biblia, ya que él no se encontraba escribiendo el “capítulo final” para el Nuevo Testamento. Además, la Biblia no se completó ni canonizó sino hasta unos siglos después.
  • Del mismo modo, otras escrituras (tales como Deuteronomio 4:2, Deuteronomio 12:32, y Proverbios 30:6) prohíben las añadiduras. Si sus argumentos fueran consistentes entre sí, entonces los críticos tendrían que descartar todos los escritos del Nuevo Testamento y una gran parte del Antiguo Testamento, ya que estos versículos anteceden a “otras escrituras” agregadas por Dios a través de profetas de épocas posteriores.
  • Se puede hallar más evidencia de que Apocalipsis 22:19 no se refiere a la Biblia completa cuando dice “las palabras de la profecía de este libro” al comparar el pasaje con Apocalipsis 1:3 y 1:11:

Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca […] que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia y a Laodicea.

Queda claro que el libro al que se hace referencia al principio de Apocalipsis es el mismo libro al que se hace referencia al final de Apocalipsis

Queda claro que el libro al que se hace referencia al principio de Apocalipsis es el mismo libro al que se hace referencia al final de Apocalipsis. Todo lo que vio y oyó Juan entre estas dos declaraciones constituyen el contenido de dicho libro.

Incluso si este pasaje en el libro de Apocalipsis prohibiera al hombre realizar añadiduras a las escrituras, este no prohíbe que Dios añada algo a Su palabra a través de un profeta. Si esto no fuera posible, entonces la Biblia nunca habría podido existir.

Bart Ehrman, un célebre estudioso de la Biblia, escribió:

El verdadero daño real de que los textos [del Nuevo Testamento] hayan sido modificados a voluntad por los escribas que no aprobaban su redacción también se hace evidente de otras maneras. Debemos siempre tener presente que los copistas de los escritos cristianos más antiguos reproducían sus textos en un mundo donde no solamente no existían la imprenta o las casas editoriales, sino que tampoco existían los derechos de autor. ¿Cómo podían garantizar los autores que sus textos no habían sido modificados una vez que entraban en circulación? La respuesta es que no podían hacerlo. Eso explica por qué los autores maldecían a cualquier copista que modificara sus textos sin autorización. Este tipo de imprecaciones se pueden encontrar en un antiguo escrito cristiano que fue incluido en el Nuevo Testamento. Hablamos del libro de Apocalipsis, cuyo autor, casi al final de su texto, pronuncia una seria advertencia [cita Apocalipsis 22:18–19].

Esta no es una amenaza para que el lector acepte o crea todo lo escrito en este libro de profecía, como a veces se interpreta; más bien, es una amenaza típica contra los copistas del libro para que ellos no añadieran ni quitaran palabra alguna. Se pueden encontrar imprecaciones similares esparcidas en muchos de los antiguos escritos cristianos. [1]

Nefi, profeta del Libro de Mormón, menciona las mismas cosas que Juan el Amado vio, pero no estaba autorizado a escribirlas

A los ojos de Juan, esta era una amenaza real. Desafortunadamente, parece que esta amenaza fue ignorada. Nefi, profeta del Libro de Mormón, menciona las mismas cosas que Juan el Amado vio, pero no estaba autorizado a escribirlas (1 Nefi 14:21-25). Él reveló esta interesante profecía:

Por tanto, ves tú que después que el libro ha pasado por las manos de esa grande y abominable iglesia, se han quitado muchas cosas claras y preciosas del libro, el cual es el libro del Cordero de Dios (1 Nefi 13:28).

Más adelante, se le promete a Nefi que el Señor sacaría a la luz otros libros, como el Libro de Mormón, para restaurar esas cosas claras y preciosas que serían quitadas.

Estos últimos anales [El Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, etc.] que has visto entre los gentiles, establecerán la verdad de los primeros [La Biblia], los cuales son los de los doce apóstoles del Cordero, y darán a conocer las cosas claras y preciosas que se les han quitado […] (1 Nefi 13:40).

El profeta Nefi vio nuestros días y entendió cómo responderían los críticos ante el Libro de Mormón. Esta es su respuesta para los críticos:

Sí, ¡ay de aquel que escucha los preceptos de los hombres, y niega el poder de Dios y el don del Espíritu Santo! Sí, ¡ay de aquel que dice: Hemos recibido, y no necesitamos más! Y por fin, ¡ay de todos aquellos que tiemblan, y están enojados a causa de la verdad de Dios! Pues he aquí, aquel que está edificado sobre la broca, la recibe con gozo; y el que está fundado sobre un cimiento arenoso, tiembla por miedo de caer. ¡Ay del que diga: Hemos recibido la palabra de Dios, y no necesitamos más de la palabra de Dios, porque ya tenemos suficiente! Pues he aquí, así dice el Señor Dios: Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría; pues a quien reciba, le daré más; y a los que digan: Tenemos bastante, les será quitado aun lo que tuvieren. ¡Maldito es aquel que pone su confianza en el hombre, o hace de la carne su brazo, o escucha los preceptos de los hombres, salvo cuando sus preceptos sean dados por el poder del Espíritu Santo! 2 Nefi 28:26-31)

Notas

  1. Bart D. Ehrman, Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible and Why (HarperSanFrancisco, 2007), 54–55.